23.10.08
a la calle...
La parada del bus urbano... resulta un lugar ideal para practicar el ejercício de la comunicación. Son lugares más que de paso, donde las personas disponenemos de un tiempo perdido y abandonado que busca refugiarse entre lecturas de rótulos y crucigramas. Esperando el autobús, ese tiempo queda exento de cualquier otra ocupación. Observar, leer, mirar, escuchar, interpretar, dialogar, discutir, hablar, comentar, reflexionar...
La idea es la de utilizar estos espacios de tiempo y lugar para expresar un mensaje: una propuesta de comunicación interior y exterior.
Imagen 1: Presentación del espacio para esta ocasión.Marquesina de autobús.
Imagen 2: Abre la serie de imágenes que expresan el mensaje y serian serigrafiadas sobre el cristal.
Imagen 3: Muestra un modelo de imagen representativo estética y compositivamente de toda la serie de imágenes que componen el mensaje.
El número de imágenes que componen el mensaje así como su diseño exacto dependen directamente del espacio de tiempo en el cual se desarrolle el proyecto.
Este espacio concreto es una marquesina de autobús urbano, encontramos el espacio acotado entre paréntesis tal como resultaría al ser estampado sobre la superficie de uno de los cristales que conforman la marquesina.
22.10.08
visualidad correspondida
19.10.08
Reflexiones visuales sobre el pensamiento visual
Comenzaré por explicar un extraño fenómeno que vengo observando desde hace algún tiempo. Se trata de la palabra de cuatro letras más evocadora, a parte, de amor u odio, que creo existe, se trata de la palabra arte.
No sé, exactamente, dónde queda espacio entre las cuatro letras que como columnas infinitas sostienen todo nuestro constructo llamado A – R – T - E, por supuesto, escrita en mayúsculas, capitales y altivas, elevadas en un plano superior, tan elevada palabra que casi se sitúa en uno inalcanzable. Plano al que la reflexión más humilde no podría acceder jamás, a menos que gozara de la compañía de una nube kinton, claro.
Deberíamos observar un poco más de cerca esta idea pobremente traducida, que comienza y termina en vocales que abrazan consonantes; expuesta y espaciada, como diseccionada sobre la camilla de una sala de operaciones con los brazos extendidos y el pecho abierto. Las vocales se posicionan en los extremos e invitan a enlazarse con algo más, pero abierta en canal, no resulta apreciable.
Parece una palabra completa, suficiente, perfecta en su naturaleza como portadora de un significado en constante evocación e indefinición. Es un devenir ciertamente bello. Del mismo modo que le sucede a su contenido - al significado que evoca - le sucede al continente, no es culpa suya, es que la piel que los separa es muy fina, casi transparente, flexible e impermeable- estas cuatro letras que lo sujetan.
En cuanto a la primera definición del vocablo que podemos encontrar en nuestro diccionario -virtud, disposición, habilidad para hacer algo - bastante asequible en cuanto a aspiraciones y casi accesible desde la perspectiva de la humanidad más llana; se diría que es un tipo de aproximación desde el aire, una idea que casi roza el estadío de capacidad. La segunda - manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros - comenzamos con el aterrizaje, aproximación terrenal e intento de localización simultáneos, derivados probablemente de un irremediable deseo de control sobre todo. La tercera - conjunto de preceptos y reglas para hacer bien algo- no sé si tengo algo que decir o no a este respecto…, aportación que permite una expansión (que, en principio, podría pensarse sin límites) de la idea sobre el terreno.
En el transcurso de los párrafos, camino a su concreción, advierto como planea, cae leve sobre la superficie y la humedece sin llegar a calarla, sin sospechar ni por asomo que el terreno, permeable y caliente, la absorberá de inmediato. Tan leve, tan superficial, …evaporada, finalmente queda como apósito, adjetivo, nombre propio venido a menos, de las artes bellas, las decorativas, populares, tormentarias, nobles, plumarias, marciales y séptima, por citar sólo algunas de ellas.
Pero hay otras ocasiones en las que, sin estar en la superficie, apoyada a modo de complemento - debido a esa imperiosa necesidad de seguir comunicando a cualquier precio y haberse visto atraída hacia las otras palabras que abraza como por fuerza magnética-, encontramos estas letras, camufladas entre otras, desnudas sin disfraz, pequeñas y amigables, significando más que nunca y disfrutando de un tipo de comunicación entre letras totalmente anhelado. Empapadas, como de bruma, caladas hasta los huesos, en el interior de sí mismas.
Las acciones, sujetas en verbos, sobre todo, son sus preferidas. Pero no cualquier acción, solo las reflexivas, y no siempre, sólo cuando se proyectan, cuando parten para llegar, cuando van y vienen, siempre en constante movimiento. Así, por ejemplo, una acción cualquiera al azar, situar, no la implica, situarte (¿se fijaron?), que no situarme o situarse, sí. Como habrán observado, para que el fenómeno se dé, es imprescindible que la acción se produzca hacia el otro, y continúe siendo reflexiva hacia uno mismo, a pesar de ello.